Pueblos de Almeria
Pechina
Pechina – Sierra de Alhamilla – Valle de Pechina
Pechina es un pueblo situado en el centro del valle de su nombre, al pie de Sierra de Alhamilla, de casas claras y bajas, sobre las que destaca la iglesia que parece dominar desde la lejanía los inmensos naranjales, y los cerros y barrancos que integran el paisaje. Limita con los municipios vecinos de Viator, Almería, Tabernas y Benahadux.
Dentro de su término se localizan los Baños de su nombre, en el espacio conocido como Paraje Natural Sierra de Alhamilla, lugar de gran interés ecológico y paisajístico por su abundante vegetación (consistente en un bosque de encinas muy bien conservado y bosques de pinos de repoblación), y por su importancia ornitológica.
Este valle, no hace mucho, fue una de las puertas por donde entraron a la península, desde Oriente, las culturas mediterráneas; muy cerca de aquí anduvo la urci romana, y para los árabes supuso la flamante «Bayyana», origen y madre de Almería como ciudad. Por su situación geográfica, el clima durante todo el año es templado y saludable, como su terreno: fértil y regado por el río más importante de Almería. Incluso el manantial termal de Sierra Alhamilla cada día va ganando prestigio como tal, por la calidad de sus aguas bicarbonato-cálcicas.
Para los romanos, Pechina fue un importante punto de encuentro: por tierra, una de las estaciones del itinerario Antonino, por mar el «portus magnus», que servía para intercambiar artesanía textil de lino y seda por otros productos de Oriente y de Bizancio. Fue la primera sede episcopal de San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos. Aquí se asentaron durante ocho siglos, los árabes, siendo Bayyana la tercera cora del emirato de Córdoba, incluso tenía sus propios dirigentes: Umar b. Aswad al-Gassani la rodeó de murallas y construyó una espléndida mezquita, a semejanza de Córdoba. Con Abderramán III se convirtió en sede del almirantazgo califa.
Cuando Almería fue entregada a los Reyes Católicos, Pechina siguió siendo la alquería más importante del río, con sus 66 casas habitadas por moriscos. A pesar del consagrado culto católico, la iglesia aún conserva su traza original árabe en su nave principal, que se eleva sobre hermosos arcos ojivales; pero los cristianos modificaron, entre otras cosas, la entrada –hoy mira al Norte–, su artesanado y su gracioso campanario mudéjar al que dotaron de tres campanas. Los dos morabitos de santos varones persistieron como ermitas.
Tras la sangría que supuso la expulsión de los moriscos, la nueva sociedad naciente de Pechina provenía de Andalucía, Murcia, Valencia y algunos moriscos que pudieron librarse de ser expulsados. Los árabes dejaron su manera de hacer las cosas, el empeño de obtener el máximo aprovechamiento en la agricultura de regadío, a través de canalizaciones de agua en tandas, acequias que incluso hoy día se mantienen. La superficie dedicada a cultivo esta compuesta por pequeñas parcelas de olivos, morales e higueras cuyos frutos se destinaban casi exclusivamente a la exportación, y una cantidad ínfima al autoconsumo. La actividad industrial de entonces era escasa, se reducía a tres almazaras y pequeños talleres artesanales que se afanaban en transformar los productos agrarios y textiles.
El aumento de la población en el siglo XVIII supuso la necesidad de nuevas tierras de cultivo, y por imperio de la iniciativa privada, se inician las obras en el paraje «El Marraque», de una fuente de agua propia, fertilándose unas 1620 tahullas de tierra. Urbanísticamente Pechina se agrupó en tres barriadas, y en 1850 los habitantes de entonces ya contaban con una escuela de enseñanza primaria, casa consistorial, 5 tiendas y una taberna. El Alhamilla, don Claudio Sanz y Torres, obispo de Almería, levanta y construye el actual edificio de los Baños.
El Siglo XX supone sin duda, la reforma más importante del valle, pero también de sus gentes, que encuentran en la uva un cultivo provechoso y de calidad, rápidamente la población se duplica, al igual que las ganancias, y se construyen los edificios más nobles: el palacete de verano –casa sobria y de cuidadas dimensiones– adosado al templo parroquial que albergó a religiosas Carmelitas de la Caridad, una Orden franciscana. También un teatro al estilo y características propias de la época, donde estrenó Juan del Moral Perceval su drama «Marisol».
El esplendor se vio empañado por la crisis de los mercados internacionales debida la primera guerra mundial, hubo que reemplazar el cultivo de la parra por naranjos, y tal vez por mantener estructuras agrícolas desfasadas o la gran competencia que ejercían otras zonas (c valencia), ello provocó una migración poblacional sin parangón hacia Francia, Argentina, Venezuela, Barcelona hasta 1987 que contaba con 2093 hab.. La Pechina de hoy en día cuenta con unas 700 explotaciones agrarias, pero también con graves problemas de agua, y aunque el paro en general es bajo, se aprecia un leve desarrollo industrial ligado principalmente a industrias de la capital.
Pechina presume de haber sido musulmana, morisca y cristiana, aferrándose cada vez más a sus raíces y sus leyendas; los ancianos del lugar cuentan sobre la bella Aisa, a quien cada noche, mientras peinaba su hermoso cabello con peine de plata, las aguas de un pozo le devolvían su hermosura empañada con las lágrimas de un amor imposible por un cristiano, y desde entonces pasea su pena en las noches de luna llena, atrapada en las aguas del pozo.
Las primeras noticias que dan a este lugar relevancia histórica, refieren la existencia de una ciudad importante, la Urci romana, ubicada en las inmediaciones de la actual Pechina Esta Urci fue importante cruce de comunicaciones: por tierra, una de las estaciones del Itinerario Antonino; por mar era el Portus Magnus. Fue primera sede episcopal de San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos, que en ella recibió sepultura, y como tal sede persistió hasta finales del siglo IX cuando llegaron los primeros grupos islámicos.
Unidos los yemeníes con ciertos marinos y comerciantes andalusíes, procedentes del puerto norteafricano de Tenes (884-885), se constituyó la llamada República Marítima de Pechina época ésta la más esplendorosa de su historia. En 1748 se inician las obras en el paraje El Marraque, término de Pechina hoy Rioja, sufragadas por los hacendados de aquella y de Viator, a razón de 9 reales por tahulla de tierra. De 1850 a 1900 se produce una auténtica revolución agraria, general en el valle, que transforma no sólo el paisaje, sino también la forma de vida de sus gentes. Los tradicionales cultivos de la zona se sustituyen por la efímera uva de embarque. Las ganancias son rápidas. La población se duplica, alcanzando los 3.986 habitantes, y, al calor de las nuevas rentas, se levantan nobles edificios para solaz de sus vecinos
Monumentos de Pechina
Iglesia Apostólica de San Indalecio
Yacimientos Arqueológicos
Yacimiento arqueológico de Bayyana
Urbanismo
Baños de Sierra Alhamilla: estos baños de aguas termales se remontan a época romana y medieval y fueron los más importantes de Almería. Pero el edificio actual fue construido en 1777 gracias al obispo Claudio Sanz y Torres y Ruiz Castañedo.
Recientemente han sido rehabilitados para instalar un moderno balneario. El interior contiene una galería de dos plantas, con arcos que forman el patio descubierto. El oratorio se encuentra en la parte occidental del patio. En el ala opuesta están las piezas de baños, a donde se accede por una corta y cómoda escalera.
Cortijos de Pechina
– Cortijo Blanco
– Cortijo La Molina
– Cortijo La Norieta Baja
Gastronomía de Pechina
Embutidos. Fritada alpujarreña. Choto al ajo cabañil.
Olla de nabos Encebollado con hígado de cerdo. Tabirnas colorás (guiso de patatas con pimientos rojos, cebolla y ajos).
Dulces: Roscos de Semana Santa. Soplillos de huevo y almendra. Mantecados de miel. Rosquillas.
Cómo llegar a Pechina
Salir de Almería. Tomar carretera de Granada y continuar hasta Huércal de Almería. Atravesar Huércal de Almería y continuar en: Carretera de Almería. Travesía de Viator. En la rotonda, tomar la salida 3 Continuar en: ALP-110 / ALP-814. Entrar en Pechina.
Distancias desde Pechina
Rioja 4 km
Viator 3,5 km
Almería 11 km
Gádor 7,5 km
Paulenca 8 km
Benahadux 2,5 km
Huércal de Almería 4,5 km
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Corrijan explendor
Les ruego perdonen mi incultura de antemano. Tengo oído por personas muy mayores que, en épocas anteriores, el mar llegaba hasta Pechina, cosa que me resulta muy extraña.
¿Alguien podría confirmarme esta aseveración, por favor? Y, de ser cierto me gustaría saber hasta qué época llegaba el mar hasta allí.
Muchas gracias
Soy nieto de Cornelio Beltrán Sanchez, «Cornelio el de la viuda» y de Maria Muñoz Almécija, «Mariquita la fraila», modista. Mi madre, Carmen Beltrán Muñoz. Después de la guerra civil mis abuelos se fueron a Almería y allí nací yo. Mis tios fueron: Manuel (tiendas Beltrán en Almería) y Francisco, médico en Estados Unidos. Cuando era niño y mozo fui muchas veces con mi abuelo a ver Pechina y conocer algunos de sus amigos (el Chimeneo y su esposa la Melguiza, etc.), Nuestro médico fue siempre un Morcillo, también pechinero.
Mis abuelos me contaron muchas cosas de su pueblo y sus gentes y, desde muy pequeño empecé a amar a esa tierra tan hermosa y original, los «bárbaros de Pechina», mis orígenes.
estuve haciendo la mili en Viator . y tuve como familia a toda PECHINA . de la cual les tengo gratos recuerdos y muy buenos momentos vividos. me gustaría saber de sus gentes. nuestra familia es los PALENZUELA . Estamos distanciados y no hemos podido contactar mas . pero mis saludos y de mi hermano . que tuvo en su padre . nacido en Pechina. tuve la suerte de quedarme todo el año . gracias al BRIGADA CAPARROS. estupenda persona y agradecido por su ayuda . también puedo recordar a una chica especial BELEN . Y como no a PACHECO gran amigo y persona. si alguien sabe de ellos por favor . mando mi correo para saber . GRACIAS PECHINA . tengo muchas ganas de visitaros ….besos y abrazos
Mi padre Lucas Martínez Gazquez, nació en Pechina y que orgulloso estaba de su pueblo y de su tierra, aunque tuvo que emigrar nunca renego de sus raíces y nosotros sus hijos tampoco, estamos muy orgullosos del amor que nuestros padres nos inculcaron por nuestro lugar de nacimiento.