Andalucia Rustica

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Pueblos de Jaen

Jaén

Pueblos de Jaen

Jaén, Capital del Santo Reino

La ciudad de Jaén, capital del Santo Reino, se encuentra situada al pie del cerro de Santa Catalina, coronado por el impresionante Castillo del mismo nombre, hoy dedicado a Parador Nacional. Desde aquí se domina una impresionante panorámica sobre la campiña olivarera y sobre la ciudad, que se extiende por la suave ladera formando un núcleo compacto y conjugando barrios tradicionales de trazado árabe y medieval con zonas monumentales y edificaciones modernas, en una amalgama de gran atractivo. Sobresale de forma impactante la impresionante Catedral, obra fundamental del Renacimiento español, cuya autoría se debe al gran Andrés de Vandelvira.

Son muchos más los edificios y monumentos que encierra en su seno esta singular ciudad: las Murallas, los Baños Árabes, la Iglesia de S. Bartolomé, la Iglesia de S. Ildefonso, la Iglesia de la Magdalena, el Arco de S. Lorenzo, la Capilla de S. Andrés, la Iglesia de S. Juan, el Monasterio de Santa Teresa, el Convento de Santo Domingo, el de Santa Úrsula, el Convento de Nuestra Señora de la Merced, el Palacio del Condestable Iranzo y el Palacio de Villardompardo que alberga un interesantísimo Museo de Artes y Costumbres Populares y un Museo Internacional de Arte Naïf.

En los alrededores, en la sierra circundante, se encuentra el Parque Periurbano de Jaén, espacio protegido por su interés medioambiental y de ocio.

Historia de Jaén

Quinientos años de presencia musulmana, desde el siglo VIII hasta el XIII, han dejado una huella imborrable en la arquitectura y organización urbanística de los pueblos y ciudades de Jaén.

En la época Al-Andalus, los judíos establecidos en la ciudad viven una época de tranquilidad donde la ordenación del estado musulmán les permite asumir altos cargos. Gracias a ellos y al papel mediador desempeñado, en la Edad Media hispanoárabe se produce el florecimiento de la poesía y la música sefardí.

Durante la dominación árabe se fijan las líneas del desarrollo urbano de Jaén, convirtiéndose en una plaza fortificada que jugará un enorme papel en las luchas internas de este período histórico.

En 1232, Muhammad B. Yusuf b. Al-hamar se proclamará rey de Jaén hasta que en la primavera de 1246 establezca un pacto de vasallaje con Fernando III ‘El Santo’, rey de Castilla y León, por el que le cederá la ciudad a cambio de poder mantener el reino nazarí de Granada. A partir de este momento, la antigua Yayyan musulmana pasará a formar parte definitivamente de la corona castellana.

Es en el siglo XIV cuando la convivencia pacífica entre musulmanes, judíos y cristianos se rompe. La persecución de las religiones ajenas al cristianismo produce la conversión obligada del judaísmo y del Islam. Esta gran conversión de religiones provoca a su vez que se establezca en Jaén el tercer Tribunal de la Inquisición de España, tras los de Sevilla y Córdoba.

La toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492 significará la expulsión definitiva de España de musulmanes y judíos.

2. Jaén, la ciudad medieval y cristiana

En la primavera de 1246 y tras ser sometida a varios cercos, Alhamar, rey musulmán de Jaén, entrega la ciudad al rey Fernando III, con lo que Jaén se queda en manos cristianas.

Fernando III convierte al culto cristiano la mezquita Aljama, ordena la construcción de un nuevo Alcázar cristiano (actualmente se trata del Castillo de Santa Catalina ) y el traslado de la sede episcopal desde Baeza hasta Jaén. En este período la ciudad incrementa su pujanza como capital del reino y obispado de su nombre.

Entre 1460 y 1473, Jaén está bajo el mando de Don Miguel Lucas de Iranzo, Condestable de Castilla bajo el reinado de Enrique IV. Bajo el gobierno de Iranzo se inicia una reforma urbanística de la vieja ciudad medieval, allanando y ensanchando las calles y las plazas. Comienza así, el proceso de construcción de la futura ciudad renacentista.

3. Jaén, la ciudad moderna

El siglo XVI es la época del renacimiento económico español en el que Jaén ocupa un lugar privilegiado. La ciudad sufre un ascenso demográfico considerable que supone que en 1587 Jaén cuente con 22.380 habitantes y que se configure como una de las ciudades más importantes de Castilla, con representantes y voto en Cortes.

La economía de Jaén se fundamenta en las cosechas de cereales que llevan a la construcción de un gran “ pósito ” o almacén comunal del grano, ubicado en la plaza que aún hoy lleva su nombre. No menos importantes son también la industria de curtido de pieles y el sector artesanal, unas de las más destacadas a nivel estatal.

Todos estos factores acaban consolidando a Jaén como capital administrativa y política de su reino.

La nueva catedral renacentista es una de las construcciones que muestran el esplendor artístico que vive Jaén en esta época, catedral promovida por el cardenal Merino y construida por el arquitecto Andrés de Vandelvira. Poco a poco la ciudad se va adaptando a este nuevo foco cultural y los aledaños de la catedral se convierten en la zona de residencia de los artistas y de las clases sociales acomodadas.

Sin embargo, en los comienzos del XIX, la Guerra de la Independencia vuelve a convertir la ciudad en una plaza fuerte de interés logístico y estratégico, que al final trae consigo una inevitable decadencia económica de la que Jaén no se recuperará. La ciudad se convierte en una capital provinciana con una endeble economía basada en la actividad agraria, la administración y los servicios.

Será a partir de 1960 cuando Jaén inicie un notable crecimiento que acabará por transformar por completo su casco urbano.

4.- Jaén, tierra de Íberos

Las primeras pruebas de la existencia del mundo ibérico en Jaén datan del siglo VI a.C.
Consultando fuentes clásicas, se sabe que Jaén estuvo dividida bajo la influencia de los pueblos oretanos y turdetanos, territorios sobre los que los romanos establecerían más adelante los límites entre los tarraconenses y los béticos, aunque se han encontrado indicios sobre la existencia de un tercer núcleo ibérico independiente, los mentesanos.

Los restos arqueológicos encontrados muestran el modo de vida de las gentes que ocuparon la región de Jaén. El trabajo comunal y probablemente el uso de esclavos públicos, se tradujo en un excedente de producción que reinvertían en las estructuras familiares y en los propios oppidum (asentamientos poblacionales), pero también provocaron unas fuertes diferencias sociales, que se aprecian en los distintos tipos de ajuares funerarios encontrados (unos con más riquezas que otros) y en los propios restos de las oppidum, que demuestran que unos eran dominadores y otros dominados.

Según los estudios de los historiadores, Oretania, región de los oretanos, habría ocupado la parte norte de Jaén, mientras que La Bastetania, a la que pertenecían los turdetanos, debió ocupar las zonas más al sur.

Oppidum de Puente Tablas

Monumentos de Jaén

Catedral de Jaén
Iglesia de San Juan
Fuente de los Caños
Arco de San Lorenzo
Convento de Jesuitas
Iglesia de la Magdalena
Raudal de la Magdalena
Iglesia de San Bartolomé
Convento de Santa Clara
Convento de Santa Úrsula
Castillo de Santa Catalina
Palacio de Villardompardo
Palacio del Obispo San Martín
Real Monasterio de Santa Clara
Convento Carmelitas Descalzas
Convento de Religiosas Dominicas
Iglesia de San Andrés y Santa Capilla
Convento y Claustro de Santo Domingo
Parroquia de la Merced (Antiguo Convento)

Edificios Civiles

Carnicerías
Arco del Consuelo
Palacio Provincial
Museo Provincial
Arco de San Lorenzo
Hospital de San Juan de Dios
Conservatorio Oficial de Música

Monumentos Conmemorativos

El “Vítor”
Cruz del Pósito
El lagarto de Jaén
Monumento a las Batallas
Monumento a Justino Flores
Monumento a Bernabé Soriano
Monumento a Jacinto Higueras
Cruz del Castillo de Santa Catalina
Monumento a Bernardo López García
Monumento al poeta Antonio Almendros Aguilar

Palacios

Palacio Provincial
Palacio de los Vélez
Palacio de los Vilches
Palacio de los Quesada – Ulloa
Palacio de los Covaleda–Nicuesa
Casino Primitivo – Palacio del Condestable
Palacio de Don Fernando de Torres y Portugal

Monumentos Naturales de Jaén

Parques Periurbanos de Jaén

  • Monte la Sierra
  • Santa Catalina

Parajes Naturales de Jaén

Humedales de Jaén

Paisajes de Interés Cultural de Jaén

  • Paisaje de Úbeda y Baeza
  • Paisaje Minero de Cástulo – Linares
  • Paisaje de Alcalá la Real
  • Paisaje Agrario de Pegalajar
  • Paisaje de Otiñar
  • Paisaje Olivarero de Sierra Mágina
  • Paisaje del Paso de Despeñaperros
  • Paisaje de Aldeaquemada
  • Paisaje de la Romería de Andújar
  • Paisaje de Baños de la Encina
  • Paisaje de Chiclana de Segura
  • Paisaje de Cazorla-La Iruela
  • Paisaje de Hornos
  • Paisaje Recreado de El Yelmo
  • Paisaje recreado del nacimiento del Guadalquivir
  • Paisaje del Arte Rupestre del Valle del Engarbo
  • Paisaje del Paso del Quesada a Tíscar

Gastronomía de Jaén

Jaén es la mayor productora de aceite de oliva de España. Famoso en la península desde la época de los romanos, es la grasa vegetal más apreciada en la gastronomía, un ingrediente que, desde la antigüedad, ha sido elemento indispensable en la cocina jiennense.

Entre las peculiaridades culinarias de Jaén, hay que destacar las verduras y hortalizas, presentes en infinidad de platos al ser la huerta un elemento común a toda la región. Con el tomate, cebolla, pepino, pan y en algunos casos manzana se prepara el gazpacho; y también una buena pipirrana. La huerta jiennense proporciona berenjenas, guisantes, lechugas, habas, espárragos trigueros… que a la plancha y con unas gotas de aceite conforman un excelente asadillo jiennense. La alboronía o almoronía (berenjenas asadas con patatas, tomate, pimiento y habas secas), son un plato de honda raíz árabe. Con las setas de cardo, se realizan excelentes sopas, que forman parte de la cocina de cuchara de Jaén. Hay que destacar también los potajes de acelgas y espinacas, las judías con perdiz, el cocido, las migas, el ajoharina, las judías palmeras y el potaje carmelitano.

Carnes y pescado

En Jaén puede encontrarse una carne excelente, sobre todo de caza. La menor, perdiz, conejo, liebre…, y la de los animales de mayor envergadura, como el jabalí, corzo, gamo, o ciervo, son la base de la cocina de la Sierra de Cazorla y su éxito es tal que deja sentir su influencia en toda la provincia. No deje de degustar un excelente choto (cabrito) con ajos de la región, o el choto al ajo cabañil. En la provincia existen además unas excelentes industrias cárnicas, dedicadas al tratamiento de la carne de cerdo. Con la vecina Córdoba, comparte el flamenquín, un filete enrollado con una tira de jamón, empanado y frito, que sorprende por el buen resultado de la superposición de los sabores. La falta de pescado se compensa en Jaén con el excelente tratamiento que da al bacalao, que sobre todo asado y mejor aún al estilo de Baeza, con piñones, guisantes y pimientos morrones, constituye una interesantísima especialidad.

El toque dulce

Jaén es famosa por su fruta de gran calidad, cerezas, guindas, melocotones, albérchigos (albaricoques), peras, manzanas, membrillos, caquis, higos, brevas, melones y sandías constituyen una muy saludable y sabrosa forma de poner punto final a una excelente comida. Otra opción es degustar cualquiera de las especialidades de la repostería jiennense, que se preparan en conventos y tahonas: delicias de ajonjolí, hojaldres, mazapanes, bizcochos, mantecados o pestiños, capaces de hacer la boca agua a cualquiera.

Para beber

Si bien el cultivo del olivo ha progresado en detrimento del viñedo, Jaén dispone de excelentes caldos, como los de Torreperogil, Bailén, Lopera y Frailes. Y para facilitar digestiones, el anís y el Risolí, licor de origen árabe mezcla de café y anís, están muy indicados.

Fiestas y tradiciones

A lo largo del año la ciudad celebra una serie de actos festivos, en su mayor parte de gran tipismo, que presentan indudables valores folklóricos y etnológicos. Entre los distintos festejos destaca la Lumbre de San Antón, que tiene lugar el 16 de enero cuando se encienden grandes hogueras en las plazas de Jaén como ofrenda votiva al santo protector de los animales, San Antonio Abad. En torno a ellas se realizan bailes típicos y se consumen calabazas asadas, las típicas “rosetas” de maíz y otros productos de la tierra.

En los meses de marzo o abril tiene lugar la Semana Santa donde salen a la calle una serie de procesiones organizadas por las 16 cofradías de penitencia que existen en la ciudad. La más antigua de ellas data de 1546. El 3 de mayo se celebra el Díaz de la Cruz, cuando se construyen cruces florales en patios y plazuelas y curiosas procesiones infantiles.

El segundo domingo de mayo se celebra la Romería del “Cristo del Arroz” en el paraje de la Fuente de la Peña, a las afueras de la ciudad. Hay fiesta, romería y procesión en una ermita popular.

En torno al 11 de junio se celebran la Feria y fiestas en honor a la Virgen de la Capilla, donde destacan la misa de Cabildos, la ofrenda floral y la procesión de la Patrona. Las fiestas continúan después del verano, y el primer domingo de septiembre, en el mismo barrio de San Idelfonso, se festeja el día de la Divina Pastora, con celebración de una misa, “revoloteo de banderas” y por la tarde procesión organizada por la Hermandad de Pastores creada en el siglo XVI. El 18 de octubre tiene lugar la Feria de San Lucas, con corridas de toros, casetas típicas organizadas por peñas, hermandades, sociedades, actos culturales y deportivos. Es la principal feria de Jaén. El 25 de noviembre son muchos los jienenses que se dan cita en el entorno del Castillo para acompañar a la imagen de Santa Catalina desde la ciudad hasta la ermita de la fortaleza, donde más tarde tiene lugar la celebración de la misa y posterior procesión.

Rutas por Jaén

Encaramada en un espolón rocoso, sobre la campiña olivarera se encuentra la ciudad de Jaén, con una densa carga histórica cuyo primer golpe de vista se da con la cúspide de la fortaleza medieval de Santa Catalina. Una ciudad con grandes monumentos como la Catedral. En sus rincones y esquinas aparecen evocadoras leyendas y tradiciones entre iglesias, monasterios y palacios que hablan del esplendor de la ciudad entre los siglos XVI y XVII.

El Jaén cristiano: El legado urbanístico de la conquista cristiana de la capital jienense comienza a notarse en las distintas calles que finalizan en la Catedral, especialmente en la calle Maestra. La calle Carrera de Jesús fue trazada para comunicar la parte vieja de la ciudad con los campos de San Felipe. Hoy este barrio, lo mismo que la Alcantarilla y la Senda de los Huertos está lleno de edificios residenciales.

La calle Bernabé Soriano, conocida popularmente como la Carrera, baja desde la Catedral y la plaza de San Francisco hasta la plaza de la Constitución. La Carrera es la calle clásica de cada ciudad. En ambas aceras se levantaron, a principios de siglo, edificios de arquitectura modernista. La plaza de Santa María, donde se ubica la Catedral, es uno de los espacios más representativos de la ciudad. De esta plaza parte la calle Maestra, al final de la cual se localiza el que fue el Casino Primitivo que alberga los retos del Palacio del Condestable Iranzo. Desde su puerta se puede subir por la calle Ruiz Jiménez o Compañía, llamada así porque en ella se encuentra el actual Conservatorio de Música que en otros tiempos fue sede de las escuelas de la Compañía de Jesús. Desde este lugar no queda lejos el Arco de San Lorenzo, al que se llega a través de la calle Madre de Dios. Este arco es el único vestigio que queda de la antigua iglesia parroquial de San Lorenzo, construida a finales del siglo XIII.

Subiendo una escalinata se llega a la empinada calle de San Lorenzo, al final de la misma existe una preciosa vista que ofrece la cruz del castillo enriscada en la peña de Santa Catalina. En La actualidad el Arco de San Lorenzo es la sede de la Asociación de Amigos de San Antón. Calle arriba se localiza la iglesia de la Merced, de estructura sencilla. A su lado la fuente del mismo nombre, y al frente el Palacio de los Quesada Ulloa, del siglo XVI, que acoge varias dependencias municipales.

De Santa Clara a la Magdalena: El monasterio de Santa Clara es el más antiguo de la ciudad, y su fundación se debe al rey Fernando III. No obstante, el primitivo convento de Santa Clara, de las Madres Franciscanas, fue destruido en un asalto musulmán que tuvo lugar en 1368, siendo levantado el nuevo en pleno centro histórico de la ciudad. Se accede a él por la calle Santa Clara donde, tras el portón principal, se abre un patio de estilo rural andaluz. En el interior del templo se puede observar una sola nave cubierta de un notable artesonado mudéjar que da lugar a la talla del Cristo del Bambú, una talla del siglo XVI. El patio principal es de estilo renacentista y en el centro hay una fuente de piedra. Cerca del convento se erige la Fuente de los Caños, obra de Francisco Castillo que tuvo que ser rehabilitada en 1648.

Antes de llegar al barrio de la Magdalena, hay que pasar por el populoso barrio de San Juan, donde hay una de las iglesias más antiguas de Jaén. De diseño original gótico se conserva poco, debido a las muchas transformaciones que ha sufrido a lo largo del siglo XX, aunque se mantiene en buen estado la Torre del Concejo, famosa por su campana de metro y medio de diámetro y, cuyo reloj daba antiguamente la hora de la ciudad.

Finalmente llegamos al barrio de la Magdalena, cuya plaza está presidida por la iglesia de mismo nombre, y en ella confluyen estrechos callejones: Hospitalico, Zumbarrojos o Bobadilla. La parroquia de la Magdalena, se ubica en los terrenos de una vieja mezquita. De hecho, su origen como mezquita queda patente por el patio y el estanque que hay al lado de la iglesia, rodeado de arcos, algunos de ellos de herradura. El templo es de proporciones cuadradas, su interior se divide en cuatro naves separadas por pilares de planta rectangular. La portada principal es de gótico isabelino, y la torre de la iglesia fue en tiempos de los árabes un minarete. Además de la iglesia, en la citada plaza está el Raudal de la Magdalena, una fuente que se viene utilizando desde tiempos de los romanos, y que a través de un complicado sistema de comunicaciones llegó a abastecer a todo Jaén.

La huella árabe de Jaén. El barrio de la Magdalena de Jaén ocupa los terrenos del que fue antiguo barrio musulmán de la ciudad. En el subsuelo de esta barriada, en la conocida plaza del Pato, por la escultura que adorna el surtidor de una fuente que la preside, se encuentran unos baños árabes. Estos baños fueron descubiertos en 1913 y su recuperación fue dificultosa, debido a que el Palacio de Villardompardo había sido edificado sobre ellos. Su restauración se inició en 1936, pero se interrumpió hasta 1970. Por esta restauración, el arquitecto Luis Berges y su trabajo fueron premiados con la medalla de honor de la Asociación Europea Europa Nostra. A los baños se accede por un vestíbulo cubierto de una bóveda de medio cañón. A través de ella se llega a la sala fría, que está iluminada por una docena de lucernarios. La sala caliente está cubierta en su espacio central por una bóveda de medio cañón en que se abren quince lucernas. Los Baños Árabes de Jaén fueron utilizados hasta el siglo XV, más tarde fueron utilizados como cárcel y hospital. Además de los baños, el Palacio de Villardompardo, construido en 1592, aloja el Museo de Artes y Costumbres Populares y Museo Internacional de Arte Naif “Manuel Moral”.

Por los alrededores de la ciudad: A seis kilómetros de la capital jienense se encuentra el Cerro de Jabalcuz, el más alto de cuantos circundan la ciudad. A él se llega por la carretera de Los Villares, donde también se encuentra el paraje de la Fuente de la Peña, junto a la ermita del Cristo del Arroz. El paisaje de Riocuchillo, desemboca en la colonia rural nacida en torno al balneario de aguas termales de Jabalcuz. Las primeras noticias sobre la existencia de estas aguas en la zona datan de 1628. El edifico de las termas es de finales del siglo XIX, y pese a que ha habido varios intentos de reactivar la vida del conjunto, todos han fracasado. A pocos metros del balneario existían unos jardines de estilo versallesco en los que abundaban los parterres, escalinatas y grutas en torno a una plazoleta central adornada por una fuente.

El parque periurbano de la Cañada de las Hazadillas, se encuentra al sur de la ciudad, donde quedan delimitadas una serie de sierras como la Pradera, la Guardia del Trigo, Grajales y otras que se agrupan bajo el nombre de Sierras de Jaén. Partiendo de la ciudad, a unos 574 metros de altitud se encuentra la cota máxima de La Pandera, de 1872 metros de altitud. A esta montaña se accede por la carretera que viene de la localidad de Los Villares y se deriva hacia Valdepeñas de Jaén. Las zonas residenciales de Jaén las forman Puente Tablas, Puente Jontoya, Puente de la Sierra y Puente Nuevo.
Fuente: Guía Práctica de Jaén

Cómo llegar a Jaén

  • Desde Madrid por la autovía N-IV hasta Bailén (291 km). En Bailén tomar la N-323 (Autovía Bailén-Granada) hasta Jaén (42 km).
  • Desde Granada por la N-323, autovía Bailén-Granada (93 km).
  • Desde Córdoba por la N-IV (30 km), desviándose por la N-324 hacia El Carpio, Bujalance, Porcuna, Torredonjimeno y Jaén. (80 km)
  • Desde Albacete por la N-322 hasta Úbeda (208 km) y N-321 desde Úbeda hasta Jaén. (59 km)

Jaén está perfectamente comunicada a través de líneas regulares de autobuses con las principales capitales españolas. Además, su estación de autobuses está ubicada en pleno centro de la ciudad.

Distancias

Cádiz 325 km
Málaga 173 km
Murcia 311 km
Huelva 322 km
Granada 91 km
Madrid 335 km
Almería 205 km
Córdoba 108 km
Sevilla 232 km

Fuentes y Manantiales


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