Pueblos de Sevilla
Lora de Estepa
Lora de Estepa
En el extremo más oriental de la provincia de Sevilla, dentro del conjunto de la Sierra Sur sevillana y, en concreto, en la comarca de la Sierra de Estepa, se encuentra situado el municipio de Lora de Estepa, apoyado en la vía de conexión entre las provincias de Sevilla y Málaga.
Se trata, sin duda, de uno de los municipios con menor población de la provincia, ya que ésta se cifraba en 1.996 en 741 habitantes. Todos ellos se agrupan en el núcleo principal, que dista 116 kilómetros de la capital y se sitúa a una altitud de 447 mt. sobre el nivel del mar.
Durante la época romana aparece como Lauro, asentamiento de carácter recreativo posiblemente vinculada a Ostipo y Ventipo.
En el periodo de Al-Andalus se llamó Al-Auria y gozó de una cierta importancia.
Desde la conquista cristiana hasta el siglo XVI, en que Felipe II la donó a don Adán Centurión y Ultramarino, perteneció a la Orden Militar de Santiago.
El actual poblamiento se remonta a finales del siglo XVI o principios del XVII.
Estuvo vinculada al marquesado de Estepa hasta el año 1837 en el que fueron abolidos los señoríos.
Monumentos de Lora de Estepona
El Monumento: La Plaza de España, popularmente conocida como El Monumento, fue el núcleo primitivo de la vida social, económica, cultural y religiosa de Lora de Estepa.
En su lado Norte se encuentra enclavado los restos del Palacio de D. Juan de Córdoba Centurión, hijo del Marqués de Estepa, que reunió en su casa de recreo una notable colección de restos arqueológicos, destacando las estatuas y las inscripciones, considerándose como el primer museo arqueológico andaluz.
En la cara Sur se encuentra la Iglesia de San Miguel, que data del siglo XVIII, destacando su retablo mayor que alberga la imagen del Santo Patrón. También destaca la imagen de Jesús Nazareno, obra del escultor antequerano Diego Márquez y Vega, fechada en 1788.
La Plaza albergó el mercado de abastos, con sus casas porticadas e incluso se celebraron en ella corridas de toros.
Actualmente preside la Plaza la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, llamado también «El Monumento»
Gastronomía
El Picao (huevo duro, patatas fritas, jamón, naranja, pescaíto pajado) Gazpacho. Guisado (tocino, ajo, perejil, especias, miga de pan, limón) Sopas (de espárragos trigueros, de gambas, de hierbabuena, gazpacho de habas, saleroso). Potaje de garbanzos. Potaje de habichuelas. Guisos de habas. Guisos de espárragos.
Fuentes y Manantiales
- Fuente del Ojo
- Fuente de Santiago
Cómo llegar a Lora de Estepa
Salir de Sevilla. En los alrededores de Camas, tomar: SE-30 en dirección: Camas-Huelva-A49. Pasar cerca de Camas y seguir en dirección Antequera – Granada – Málaga – A92. Tomar la A92 y pasar cerca de Alcalá de Guadaíra y Osuna. Tomar la salida en dirección Lora de Estepa-La Salada-salida 112, seguir todo recto y girar a la izquierda: SE-496 hasta Lora de Estepa.
Distancias desde Lora de Estepa
Écija 51 km
Utrera 97 km
Osuna 30 km
Sevilla 118 km
Lucena 42 km
Aguilar 42 km
Alcalá de Guadaíra 104 km
Sendero Arqueológico
El Hachillo. Naturaleza, Historia y Paisaje
En la falda del Monte Hachillo, donde naturaleza, historia y paisaje se unen para crear un enclave singular. El sendero que le proponemos le llevará a conocer algunos de los restos arqueológicos de época romana localizados en el Monte, al tiempo que podrá disfrutar de un agradable paseo y las espectaculares vistas sobre la Campiña de Osuna y la Sierra de Estepa.
Longitud: 400 m.
Tiempo estimado: 45 minutos
Dificultad: Media
En este recorrido se pretende mostrar la íntima relación que a lo largo de los siglos ha existido entre el hombre y el territorio en el que se asienta. Un paisaje que se ha visto modificado por la presencia humana, pero que a la vez ha conservado algunos de sus rasgos desde la Antigüedad.
A lo largo del sendero encontrará una serie de paneles que le ayudarán a seguir las huellas de los pobladores romanos del Hachillo, así como a conocer cuál era el aspecto de este territorio en aquella época. Nos acercaremos a la forma de vida de estas comunidades, el modo en que se relacionaban con su entorno, conoceremos cuál era la base de su economía y qué evidencias de su historia nos han dejado.
La presencia de todos estos valores hace importante su colaboración en el cuidado de este espacio, para que contribuyamos a que esta riqueza patrimonial que nos rodea, tanto natural como arqueológica, perdure en el tiempo.
El Hachillo
El oro de la tierra
El olivar produce uno de los productos más codiciados dentro y fuera de nuestras fronteras desde época antigua: el aceite de oliva, pilar de la dieta mediterránea y fuente de beneficios para nuestra salud. Fenicios y romanos, conocedores de sus propiedades, no dudaron en comerciar con él, como lo demuestra la dispersión de los restos de ánforas por todo el Mediterráneo.
El olivo que hoy vemos en nuestros campos procede del acebuche u olivo silvestre, que podéis observar en esta parte alta del monte. Aunque su cultivo había comenzado cuando el aceite de la Bética alcanzó un gran prestigio, llegando a exportarse a todos los confines del Imperio.
La recogida de la aceituna en la Bética romana se realizaba a partir del octubre, fecha más temprana que la actual. Muchas de las prácticas relacionadas con la obtención del aceite se han conservado hasta hoy día, como son la recogida a mano o con varas, o la idoneidad de molturar la aceituna en el mismo día que se recoge. Además, se daba gran valor al aceite obtenido sin machacar los huesos de las aceitunas.
El aceite era envasado en ánforas, del bajo precio y fácilmente transportables, fabricadas en los alfares de los ríos Guadalquivir y Genil, en el triángulo Sevilla-Córdoba-Écija. Cada alfar tenía una marca distintiva que era impresa en el asa del ánfora; lo que ha permitido conocer la distribución del aceite bético por el Imperio. Sobre su superficie se recogía información relativa al aceite que contenía, pintado en color rojo o negro, haciendo referencia al peso del ánfora vacía, peso neto, nombre del comerciante o transportista y control de recepción del aceite. Son los Tituli Picti.
Una vez utilizadas, las ánforas eran desechadas, llegando a generarse grandes acumulaciones, como es el caso del Monte Testaccio en Roma.
Más información sobre el Municipio de Lora de Estepa aquí.
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