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Parques Naturales de Andalucía

Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

Parques Naturales de Andalucía

Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

El Parque Natural de Cabo de Gata Níjar, fue creado en 1987, el primer Parque Natural marítimo-terrestre de Andalucía incluye una de las franjas costeras de mayor belleza del Mediterráneo. En Cabo de Gata se puede admirar un tramo de litoral jalonado por acantilados, calas pequeñas y solitarias, extensas playas e incluso arrecifes.

Las condiciones climáticas de sequedad de Cabo de Gata son semejantes a las que existen en extensos territorios de África del Norte o de Oriente Medio, lo que identifica este lugar como el enclave más árido de la Europa Occidental. A pesar de ello y de su aparente aspecto desértico encierra formas de vida animal y vegetal muy peculiares, que han logrado adaptarse a extremas condiciones de aridez.

El Parque Natural de Cabo de Gata Níjar es el único espacio natural protegido de Andalucía marítimo-terrestre, en su superficie está incluida una milla marítima entorno a su costa, que supone 12.200 ha de medio marino protegidas. Contiene tres términos municipales dentro de sus límites (AlmeríaCarboneras y Níjar), con una población superior a los 100.000 habitantes.

Posee áreas montañosas de origen volcánico, a veces tan próximas a la costa que forma acantilados de gran espectacularidad entre playas de blancas arenas. Los nombres que reciben muchas de ellas son reflejo de la multitud de hechos históricos que han acontecido en el devenir de los siglos: La Playa de los Muertos, de los Genoveses, …

Un paraíso volcánico

El Parque Natural marítimo-terrestre Cabo de Gata-Níjar es un territorio en el que se conjugan importantes valores naturales con un rico patrimonio histórico y cultural.

Las singularidades del este Parque derivan, por un lado, de su dimensión marítimo-terrestre, con los 50 kilómetros de costa acantilada mejor conservados del litoral mediterráneo español, y or otro, de su carácter semiárido, al ser uno de los espacios protegidos de Europa de vocación subdesértica y estepárica.

Destaca la enorme riqueza, fragilidad y originalidad de sus ecosistemas. Los elementos más valiosos de la flora y fauna son los endemismos (especies exclusivas) del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar, entre las que destacan el Dragoncillo del Cabo (Anthirrhinum Charidemi), el Gordolobo del Cabo (Verbascum Charidemi) y la Aulaga Mora (Ulex Canescens) entre las especies vegetales y el Camachuelo Trompetero y la Alondra de Dupont entre las especies animales.

La huella milenaria de la intervención humana se hace patente en muchos lugares del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar; yacimientos de plomo y oro, fábricas de salazón romanas, torres vigías y fortalezas costeras para defensa de piratas berberiscos y una arquitectura popular vinculada a la cultura del agua.

Para su disfrute la Consejería de Medio Ambiente pone a su disposición una serie de equipamientos y servicios de uso público como senderos, equipamientos de educación ambiental, de carácter informativo, miradores, etc.

La Caldera Volcánica de Majada Redonda

En el periodo comprendido entre 15 y 16 millones de años, se formó el Complejo Volcánico de Cabo de Gata, que constituye la parte emergida de una extensa área magmática sumergida que se extiende por la zona del Mar de Alborán.

El Complejo Volcánico que encontramos en el Parque Natural de Cabo de Gata Níjar es un auténtico museo natural de enorme interés didáctico y científico, ya que aquí podemos observar sobre el terreno formaciones geológicas muy diversas e interesantes como es el caso de las calderas volcánicas.

Pero ¿ qué es una caldera volcánica y cómo se forma ? Se trata de un cráter de grandes dimensiones formado por el hundimiento del terreno en la erupción de un volcán. Este hecho se produce cuando las emisiones volcánicas son muy grandes y explosivas, lanzando decenas de toneladas de magma a la superficie terrestre. Al extraerse  un volumen tan grande de magma de una cámara magmática, el terreno se colapsa formando una enorme depresión que es lo que llamamos caldera. En ocasiones, tras la formación de una caldera, la cámara magmática recibe de nuevos aportes desde zonas más profundas y el interior de la caldera se puede volver a elevar, en un fenómeno que se llama resurgencia.

Si observa las enormes paredes que le rodean están casi totalmente unidas, formando un perfecto cráter, y es que usted se encuentra en el interior de una de estas impresionantes formaciones: la Caldera de Majada Redonda.

Podrá usted observar que quedan restos de plantaciones de especies forrajeras y algunos cultivos frutales. Y esto es debido a que, en una zona tan árida como el Cabo de Gata, la población ha agudizado su ingenio a la hora de obtener el agua, y ha empleado este enorme cono volcánico como un embudo que recoge las aguas de lluvia y las concentra en su parte más baja, donde encontramos los cultivos.

Parque Natural de Cabo de Gata Níjar - La Caldera Volcánica de Majada Redonda

Complejo Volcánico de Cabo de Gata

Las rocas volcánicas constituyen el sustrato del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar. Se extienden bajo el mar Mediterráneo, por lo que son solo una pequeña parte emergida de lo que podríamos ver bajo sus aguas.

El mar de Alborán se sitúa sobre el límite que separa las placas europea y africana. Estas placas, denominadas litosféricas, son como grandes piezas en las que se divide la corteza terrestre, igual que un balón de futbol se divide en piezas de piel separadas por las costuras. Estas zonas de placas son muy activas geológicamente por las inmensas cantidades de energía que se liberan debido a los movimientos entre ellas. Este fundamentalmente es el origen del vulcanismo y de los terremotos que, aun hoy, convierte a esta zona en una de las más activas sísmicamente de la península ibérica.

El Complejo Volcánico del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar se formó en un periodo que se inicio hace 16 millones de años y concluyó hace 7.5 dentro de una época que los geólogos conocen como mioceno.

La actividad volcánica ocurrió en varios ciclos aunque destacan fundamentalmente dos, produciéndose entre ambos un periodo de inactividad caracterizado por el depósito de sedimentos en el fondo de la cuenca marina.

El primero y más antiguo de los dos ciclos volcánicos comenzó hace unos 16 millones de años y se prolongó hasta hace 10, periodo durante el cual se sucederían diferentes episodios de emisiones magmáticas que, por su duración, formaron la mayor parte de las rocas del hoy Parque Natural; el segundo ciclo, que abarcó desde hace 9 hasta 7.5 millones de años, se generaron menos volúmenes de magma.

Las formaciones geológicas que pertenecen al primer ciclo, ni siquiera se formaron donde actualmente las vemos sino alejadas de su posición actual y sumergidas bajo el mar de Alborán. Solo las que pertenecen al segundo episodio volcánico se formaron en la posición en las que hoy las encontramos o en lugares muy próximos a ella.

Inicialmente los volcanes ocuparían la mayor parte de los fondos del mar, por lo que las rocas volcánicas se formaron en condiciones submarinas. Mientras se sucedían las emisiones de este primer ciclo, el conjunto de la corteza terrestre situada bajo el mar de Alborán se desplazaba lentamente hacia el noreste como consecuencia de un complejo sistema de fallas, dentro del cual la gran falla de Carboneras es la más importante.

Posteriormente, durante el segundo ciclo, algunos edificios volcánicos llegan a emerger, dando lugar a una serie de islas que constituyeron un archipiélago con sistemas de arrecifes asociados. La elevación del continente, la bajada relativa del nivel del mar, la acumulación de sedimentos, y la erosión del conjunto terminan por mostrarnos su aspecto actual. Esta erosión, en su lento trabajar, consigue borrar del paisaje los conos volcánicos y nos revela el paisaje tan espectacular que hoy podemos admirar.

La Arquitectura tradicional en Cabo de Gata

La vivienda tradicional de los Campos de Níjar y, por extensión, del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar, es una muestra de la arquitectura popular que la población ha desarrollado dentro del marco de una compleja cultura, la cultura mediterránea, de ahí que sus construcciones presenten gran parecido con la de algunas zonas ribereñas del Mediterráneo, tanto de Europa como de África. En líneas generales estas viviendas mediterráneas están adecuadas a las especiales condiciones climáticas de la zona, destacando en todas ellas la humildad de sus materiales de construcción obtenidos de lo que el medio le ofrecía. El resultado es una vivienda en perfecta armonía con el entorno.

Entre las viviendas que todavía quedan en pie y las ruinas que existen, se puede observar una serie de características comunes a todas ellas:

  1. Planta rectangular y bajo alzado, por lo general una planta, con manchones o contrafuertes. Destaca las líneas redondeadas y la ausencia de aristas.
  2. Para defenderse del calor y la luz, los muros maestros son muy gruesos y las ventanas escasas y pequeñas. Las paredes se construían con piedras de la zona unidas mediante argamasa de cal y arena.
  3. Muy características son las cubiertas planas y adaptadas para la recogida del agua de lluvia, mediante una ligera inclinación de la misma para facilitar el desagüe. Para construir las cubiertas se emplea vigas de madera o pitaco – tallo floral de la pita, sobre la que se extiende un cañizo forrado con una capa de broza vegetal – hojas de palmito, lijo o yeso. Finalmente, para aislar la cubierta del agua se recubre con una capa gruesa de una arcilla impermeabilizante de color violáceo llamada launa.
  4. Los colores de azul añil de las fachadas se sustituyeron por el actual encalado blanco. No suelen presentar elementos decorativos a excepción, en algunas ocasiones, de unas cenefas alrededor de puertas y ventas.

El diferente oficio de sus inquilinos – agricultores, pescadores, mineros o pastores, apenas establece diferencias en estas construcciones de carácter fundamentalmente utilitario en las que cuadras, corrales, horno, pajares, representan una parte importante de la vivienda. No obstante, la estancia de mayores dimensiones es la cocina, provista de hogar y alacenas. Es el lugar donde se realizaba la mayor parte de las tareas domésticas y de la vida comunitaria.

El proceso de extracción del oro en Rodalquilar

Después de que el Instituto Nacional de Industria (INI) se hiciera cargo de las minas de Rodalquilar, este organismo encomendó las labores de investigación y explotación a la Empresa Nacional ADARO de Investigaciones Mineras (E.N.A). Adaro, entre otros objetivos, acometió el montaje en 1956 de una instalación de tratamiento de cuarzos auríferos mediante el método de cianuración. Esta instalación, con maquinaria de fabricación americana, se ubicó en la zona norte del poblado minero, aprovechando la infraestructura prevista y los servicios de abastecimiento de agua.

El mineral extraído en las galerías y canteras próximas (cuarzo aurífero) era transportado hasta la tolva (0). Mediante cintas transportadoras (5 y 6) era conducido hasta la dos torres de trituración, donde el material, mezclado con agua, era molido hasta alcanzar un tamaño de grano fino. A continuación, la papilla resultante pasaba a los tanques es pesadores (17) donde perdía parte del agua. En la siguiente fase, la pulpa obtenida se hacía pasar por tres tanques agitadores (19) donde se añadía cianuro sódico, para pasar el oro a estado líquido. La mezcla de cianuro y oro pasaba a 4 tanques lavadores (21), donde se removía y aireaba para obtener la solución rica en oro. La pulpa estéril se enviaba a la escombrera actualmente sellada. La solución que contenía el oro pasaba al edificio de precipitación donde se mezclaba con polvo de cinc y era sometida a diferentes tratamientos que culminaban con la obtención de oro fundido en lingotes.

Este complejo minero fue adquirido en 1991 por la entonces Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, hallándose en curso de restauración para albergar distintos equipamientos de Parque Natural.

Esquema del proceso mineralúrgico para la obtención del Oro

Esquema del proceso mineralúrgico para la obtención del Oro - Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

El Poblado Minero de San Diego

El Poblado Minero de San Diego fue una de las tres instalaciones con las que contó la empresa Minas de Rodalquilar S.A. para la extracción de oro en esta pedanía. Las instalaciones construidas en las cercanías de algunas de las minas que fueron alquiladas, sirvieron como viviendas, almacén y garaje. Esta empresa, de capital inglés, se instaló en Rodalquilar en el año 1929 y trabajó exitosamente hasta que en el año 1936 estalló la guerra civil.

Con el descubrimiento de oro en el año 1883 en la mina Las Niñas, se inició la «fiebre del oro» en Cabo de Gata. Este hecho provocó más movimientos especulativos de registros mineros que un verdadero interés explotador, debido a problemas técnicos y económicos. Se fueron sucediendo fracasos empresariales en el intento de beneficio de oro hasta que en el año 1931 la empresa Minas de Rodalquilar S.A. logro explotar oro, por primera vez, a pie de mina. Esto supuso el inicio de la explotación sistemática e industrial del mismo, caracterizada por una avanzada tecnología con modernos métodos de extracción y separación.

Tras la guerra civil, hay tímidos intentos de activar las minas por parte de pequeñas sociedades locales, pero fracasan. En ese momento el Estado se hace cargo de la explotación de las minas de Rodalquilar. la primera labor realizada fue un trabajo de investigación para delimitar el potencial minero. Fue a partir de 1940 cuando la empresa Adaro vuelve a poner en actividad la mayoría de las minas auríferas de la zona, coincidiendo con el descubrimiento de nuevos yacimientos de oro en el Cerro del Cinto. Es el inicio de la época de máximo esplendor que conoce Rodalquilar, hasta que en el año 1966 se cierran las minas debido a la escasa rentabilidad económica del agotado yacimiento aurífero. Rodalquilar contribuyó, de esta forma, a la historia minera de la provincia de Almería recordada, aún hoy día, por algunos de los antiguos mineros que viven en esta barriada. Convertida en uno de los elementos de máximo interés arqueo-industrial de la comarca, Rodalquilar es también el principal centro de infraestructuras del Parque Natural.

La Noria del Pozo de los Frailes

La obtención y distribución del agua, un bien tan escaso y preciado en estas tierras, ha originado históricamente un rico patrimonio del que norias, molinos, aljibes y acequias forman parte.

La noria es una sencilla máquina compuesta por dos grandes ruedas, una horizontal movida por una palanca tirada por una caballería y otra vertical que engrana con la primera y lleva colgada una maroma con arcaduces para sacar agua de un pozo.

Aunque la tecnología que permite su funcionamiento tiene más de mil años esta noria se instaló a comienzos del actual siglo para facilitar la extracción de agua de un antiguo pozo comunal, uno de los escasos lugares con agua de toda la comarca. La historia de la población del lugar ha estado ligada siempre a la existencia del pozo.

Surgió como núcleo estable a finales del siglo XVIII al completarse el sistema defensivo que garantizaba la seguridad de la costa frente a los ataques piratas. Si antes sirvió básicamente de abrevadero para el ganado trashumante, a partir de esta época el pozo va a posibilitar el desarrollo agrícola impulsado por los frailes del Convento de Santo Domingo de Almería, que alcanzó su apogeo a comienzos del siglo XX, momento en el que un particular levanta la noria a sus expensas a cambio del uso de los sobrantes de agua para regar sus tierras.

Funcionó hasta 1983, sufriendo después un largo proceso de abandono y degradación. La intervención actual ha sido realizada por las Consejerías de Cultura y Medio Ambiente, efectuándose los trabajos por artesanos locales que han utilizado, siempre que ha sido posible, las técnicas tradicionales.

Noria del Pozo de los Frailes - Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

Noria del Pozo de los Frailes - Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

La noria se compone de la rueda del agua, vertical, formada con una maza central con cojinetes en los extremos para sujetarle al pozo y 32 puntos de madera para engranar con el arbolete. En ella se sitúa la maroma con 18 arcaduces de barro.

El arbolete, rueda horizontal que descansa sobre el plato de hierro situado sobre una piedra, tiene en su centro una caña de madera terminado en 2 guijos de hierro y 30 puntos o husillos.

En la maza se sujeta el mayal de olivo o eucalipto de unos 4,5 m. al que se enganchaba el aparejo de la bestia.

Sobre el arbolete se engancha la guiadera, que servía para guiar al animal en su marcha por el andel.

Los arcaduces dejaban caer el agua sobre una artesilla de madera de la que partía una targea que conducía el agua a través del lavadero a una balsa donde se acumulaba para el riego.
Fuente: Noria del Pozo de las Frailes

Los Aljibes de los Campos de Níjar
Almacenar para sobrevivir

La escasez de agua en esta zona ha hecho que el hombre desarrolle toda una serie de infraestructuras, tanto para la captación del agua subterránea como para su almacenamiento, destacando entre estas últimas los aljibes, que permitían utilizar el agua durante todo el año. Esta cultura del agua ha plasmado su huella en el paisaje dejando como testigo elementos de gran valor etnográfico.

Pero, ¿ qué son exactamente los aljibes? Son depósitos, que a diferencia de otras estructuras hidráulicas como los pozos, albercas, etc., recogen el agua de escorrentía. En ocasiones se construían de forma individual para el abastecimiento del ganado. Cuando el agua se destinaba al consumo humano y animal, se ubicaban en las cortijadas y se construían colectivamente.

La parte visible de los mismos se denomina cubierta. Están enterrados en el suelo y su planta puede ser rectangular o circular. Lo de planta rectangular (cisternas) presentan una cubierta con forma de bóveda y los de planta circular (tanques) la terminan en cúpula. El agua se almacena bajo tierra en un vaso excavado a tal fin. Su dimensión es variable, pero suelen presentar una profundidad de unos 5 metros y una longitud que puede superar la decena.

Se ubicaban allí donde corría el agua de lluvia, que era conducida a través de regueros hasta el aljibe. En la boca de entrada del mismo, se excavaba una balsa de pequeñas dimensiones y forma cuadrada, cuya finalidad era eliminar el exceso de sedimentos por decantación. A pesar de ello, parte de los sedimentos arrastrados por el agua de lluvia eran depositados en el interior del aljibe, por lo que se construía una escalera de piedra que permitía el acceso al interior para su limpieza. En su parte exterior, presentaban un pequeño portón de madera que daba acceso a un habitáculo en el que se instalaba una polea para extraer el agua mediante cubos. Junto a ellos se construían abrevaderos, pilas de lavar y otros elementos dependiendo de su función básica.

Molino Hidráulico de El Argamasón

Los molinos de agua son un caso excepcional en esta zona, dado el carácter árido del lugar. En este paraje del Rio Alias se encuentra el cauce de agua superficial más constante del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar y, aunque su régimen hídrico está fuertemente condicionado por las extremas condiciones climáticas, el molino aprovecha este aporte de agua situándose en la terraza que forma el cauce y disponiendo sus espacios construidos de forma escalonada.

El sistema aprovecha la presión que ejerce el agua al caer para moler el grano. Los elementos constructivos básicos son: la acequia o caz, que canaliza el agua desde la balsa que regular el caudal; el cubo, que es la construcción que canaliza el salto de agua, sirve de depósito y permite por estrechamiento lograr presión en la salida del agua a través de un artefacto regulador llamado saetillo; el saetillo que dirige puntualmente el agua a las palas de una rueda hidráulica llamado rodezno que transmite, a través de un eje vertical, la fuerza motriz a las ruedas o piedras de moler, una fija, la solera, y otra móvil, la volandera. De la fricción que se produce entre ambas se efectúa la molturación. El espacio donde el agua mueve el rodezno es llamado cárcava, y a través de él se devuelve el agua al sistema.

Torres Almenaras del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

Durante siglos, tras la derrota del reino Nazarita por los Reyes Católicos, la costa se hizo un lugar extremadamente peligroso, y quedó prácticamente despoblada. Los ataques berberiscos eran la principal amenaza, y para hacerles frente se construyeron torres y fortalezas costeras, que se añadieron a las ya existentes construidas por los árabes. El término almenara proviene precisamente del árabe, y significa lugar de la luz.

Y es que las torres almenaras constituyeron un dispositivo de vigilancia y alerta del litoral que funcionaba mediante señales que se transmitían de torre en torre. Por las noches se encendían hogueras y, durante el día se hacían señales de humo, de manera que un aviso de ataque se podía transmitir rápidamente, haciendo posible la defensa o contraataque.

Fue un método de telecomunicación utilizado desde la Antigüedad, y que no llegó a superarse hasta finales del siglo XVIII, cuando se inventó el primer tipo de telégrafo, que era óptico y se basaba en la transmisión manual de señales luminosas por una cadena de torretas. Las líneas de este tipo estuvieron poco tiempo de servicio al ser reemplazadas por la telegrafía eléctrica a mediados del siglo XIX.

Torre García, que es de origen árabe, formaba parte de la red defensiva del golfo de Almería. Se comunicaba a poniente con la Torre del Perdigal, cerca de aeropuerto, a unos siete kilómetros en línea recta, y hacia levante con el Torreón de San Miguel, junto a la localidad de Cabo de Gata, situada a similar distancia.

Geomorfología de la Rambla de las Amoladeras

La zona de Las Amoladeras es un área de topografía suave, cuya pendiente no supera el 7% y una altura máxima que ronda los 50 metros sobre el nivel del mar. Este relieve llano está formado por materiales sedimentarios recientes (desde hace 250.000-95.000 años), procedentes de la erosión de la cercana Sierra Alhamilla, constituyendo lo que se conoce geomorfológicamente como glacis. La Rambla de las Amoladeras es un buen ejemplo de la típica rambla mediterránea que surca y erosiona los glacis.

Si se aproxima al talud que tiene enfrente, distinguirá varios tipos de materiales distribuidos en forma de estratos. Se trata de capas alternas de margas arenosas, areniscas y conglomerados que oscilan entre el decímetro y el metro de espesor. Si se fija, descubrirá restos fósiles de animales marinos en algunos niveles de estratos, indicadores de las subidas y bajadas que el nivel del mar experimentó en esta zona. Dichos restos, además de atestiguar que este lugar estuvo en algún momento bajo el mar, nos indican la existencia en esta costa de antiguos mares cálidos subtropicales, condición indispensable para la supervivencia de estos organismos. No le resultará difícil comprender por qué estos lugares reciben el nombre de playas fósiles.

Sobre el glacis, en algunos puntos, podemos distinguir un sistema dunar estabilizado, cuando las arenas proceden de los aportes de la playa, o bien, un sistema de dunas libres, cuando éstas son originadas por la acción del viento de poniente. Este mismo viento desnuda el terreno de arena y hace aflorar las cuarcitas procedentes de los conglomerados del glacis. Dichas cuarcitas, debido a la acción continuada del viento, se pulimentan y rubefactan (enrojecen) dando lugar a un paisaje conocido como “minireg”.

El agua de la Rambla de las Amoladeras

La Rambla de las Amoladeras está rellena de materiales detríticos (cantos, gravas, conglomerados, arenas y limos) depositados durante periodos de lluvias torrenciales. Dichos sedimentos permiten la circulación de agua a través de los huecos que quedan entre los granos. El agua se almacena en estos huecos y puede ser aprovechada mediante la construcción de obras de captación, como la del pozo, conocido como “El Pocico”, en uso desde época romana.

En condiciones normales, y bajo un régimen seco, la rambla no lleva agua en superficie, sin embargo los depósitos fluviales permanecen saturados de agua en profundidad permitiendo su captación mediante pozos.

En periodos lluviosos, la aportación del agua de precipitación es mayor, por lo que se produce la saturación del aluvial, llegando a alcanzar la superficie del lecho generando escorrentía superficial.

En un periodo seco prolongado las reservas de agua se reducen considerablemente, y con ello, desciende el nivel por debajo de la obra de captación. En condiciones de extrema aridez el pozo puede llegar a secarse, llegando a ser necesaria su profundización.

Las playas fósiles de la Rambla de las Amoladeras

La desembocadura de la Rambla de las Amoladeras alberga un registro de antiguas playas que se formaron durante el Cuaternario. Se identifican cuatro niveles originados desde hace 200.000 años hasta la actualidad. La formación de estas playas antiguas tiene su origen en los ascensos y descensos del nivel del mar que han tenido lugar durante el Cuaternario.

Los depósitos correspondientes a estas playas consisten en arenas y cantos muy cementados (conglomerados) y restos de organismos marinos. Uno de los más característicos es el Strombus bunonius, un gasterópodo marino (caracol) que actualmente vive en aguas tropicales. Su presencia indica que las condiciones climáticas reinantes durante el depósito de estas playas eran más cálidas que las actuales.

Mirador Las Amoladeras

Lugar privilegiado, calificado como Zona de Protección de Grado A por el Plan de ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural. Su acceso está restringido únicamente a fines científicos y educativos.

Desde el Mirador Las Amoladeras puede contemplar, en primer término, una plantación de Pitas, originarias de América Central. Fue realizada en la década de los 50 para abastecer a una fábrica textil que finalmente no se instaló. A continuación se encuentra la Rambla de las Amoladeras. Una rambla es un cauce de corrientes torrenciales y esporádicas. Las precipitaciones anuales en el entorno del Parque Natural rara vez superan los 200 mm, anuales. ¿Distingue la zona de vegetación almohadillada algo más allá del cauce de la rambla? Se trata del azufaifar, que encuentra en Cabo de Gata sus bosques mejor conservados y de mayor extensión de toda la Península Ibérica.

El azufaifo es un arbusto espinoso que pierde las hojas en invierno. Está especialmente adaptado para aprovechar al máximo el más preciado tesoro de la naturaleza: el agua. Por un lado, sus largas raíces le permiten llegar y absorber el máximo posible de agua del subsuelo. Por otro, el porte almohadillado, y el complejo y denso entramado de sus ramas le sirve para captar y retener los escasos aportes de agua (lluvias torrenciales, nieblas, humedad atmosférica), actuando como si fuera una esponja. Pero el agua, una vez atrapada, hay que retenerla. Este entramado  actúa como barrera hacia los rayos del sol, evitando la evaporación ocasionada por las altas temperaturas y los secos vientos de levante. ¿Sabía usted que un solo azufaifo puede medir 10 metros de diámetro? Imagine una esponja de esas dimensiones.

Este complejo entramado sirve además de cobijo de numerosas vegetales y animales. ¿Sabía usted que en una sola mata pueden cobijarse hasta 50 especies vegetales diferentes? Las aves, los mamíferos, e incluso los reptiles como el lagarto ocelado, se alimentan de los frutos del Azufaifo. Se trata de una drupa de alto valor energético, cuya semilla es dispersada por las especies que la comen. De esta forma la planta aumenta su área de distribución y la fauna asegura su alimento. Además, este particular bosque de azufaifos es el hábitat de una importante comunidad de aves estepáricas, como la ortega, el alcaraván y la alondra de Dupont. Todos estos factores justifican, por tanto, la protección de este singular paraje.

La industria romana de salazones

En época romana, las costas andaluzas y levantinas estaban salpicadas de diversas factorías de este tipo. La sal fue, hasta la aparición de la relativamente reciente industria conservera, a principios del siglo XIX, el principal conservante de los alimentos perecederos.

La obtención de la sal proviene de los fenicios, aunque serían los cartagineses quienes intensificaron esta actividad. Todas las industrias romanas de salazón se asientan sobre establecimientos púnicos. Probablemente, la sal procedería de las cercanas salinas de Cabo de Gata, construidas aprovechando la presencia de una antigua albufera. Las factorías eran abastecidas de la otra materia prima, el pescado, mediante varios sistemas de captura destacando, en época romana, al igual que hoy día, la pesca con red.

Estas factorías producían varios alimentos, como por ejemplo el thonino, pescado conservado en salmuera. Pero el más apreciado era el garum, una salsa, subproducto de la anterior, elaborada a base de partes blandas de los peces (intestinos, gargantas, fauces, etc.), a cuya carne, convenientemente salada, se añadían pequeños peces enteros como anchoas. Todo ello se colocaba en una solución de salmuera y se dejaba al sol durante dos meses. Si se quería acelerar el proceso se transportaba en marmitas a una sala caliente, donde se activaba la evaporación de la salmuera. Finalmente, se dejaba enfriar, y la pasta resultante, de un sabor picante semejante a la actual salsa de anchoas, se vertía en ánforas. El garum fue un exquisito manjar para las ciudades del mediterráneo durante muchos siglos, y está atestiguado su uso en Atenas en el siglo V a.C., perdurando hasta la Edad Media. El garum más valorado era el de caballa, que alcanzaban precios prohibitivos. Las factorías de más renombre se ubicaban en Cartago Nova, actual Cartagena y Baelo Claudia, en las proximidades de Tarifa (Cádiz).

La factoría está presumiblemente completa. Se han excavado un total de 13 piletas grandes, donde se colocaban los distintos tipos de pescado. Alternan con un gran número de piletas pequeñas, dedicadas a la obtención del garum, todas ellas cubiertas probablemente por una techumbre de cañizo. Estas piletas se disponen formando el contorno de la factoría, dejando un patio central descubierto, donde habría bancos de trabajo para la limpieza del pescado y dependencias para conservar los utensilios. Seguir leyendo….

El Azufaifar

En los ecosistemas semiáridos la disponibilidad de agua regula la actividad de las especies vegetales que los habitan y condiciona su distribución espacial. Esto se aprecia fácilmente en las formaciones de azufaifo que se distribuye en grandes masas vegetales aisladas entre sí. Cada una corresponde a un único pie que se convierte en albergue de esparragueras, orovales, espinos y otras especies que crecen a su resguardo.

El Azufaifo (Ziziphus lotus) es una especie caducifolia, pero, aunque en este entorno la caída de la hoja suele tener lugar durante el verano para evitar la sequía, este arbusto pierde las hojas en invierno y alcanza su máxima actividad durante el verano. Un profundo y extenso sistema de raíces les permite acceder al agua subterránea cuando las capas superficiales del suelo están secas.

Las ramas en zigzag están armadas con dos tipos de espinas, rectas y en forma de garfio. Se entrelazan formando una estructura impenetrable que ofrece un importante refugio para la fauna. Los pisos superiores son ocupados principalmente por las aves donde encuentran una excelente protección de sus nidos. En el piso inferior los mamíferos son dominantes, especialmente el conejo, y con él sus principales depredadores como el zorro. Así el azufaifo constituye un ecosistema en sí mismo.

Pinar relicto del Barranco del Negro

¿Han existido realmente formaciones forestales en las costas del sureste de la Península Ibérica?

La existencia de documentos históricos, viejos mapas y topónimos que han sobrevivido a lo largo de la historia pone en evidencia la presencia de masas forestales que en la actualidad forman “oasis”, en gran medida desconocidos y ocultos como el que presencia en el Barranco del Negro, en el corazón del Cabo de Gata, donde los árboles, adultos y jóvenes con una buena tasa de regeneración, son capaces de sobrevivir con una precipitación media anual de 200 mm.

Se trata de un pinar de pino carrasco en una ladera de fuerte pendiente orientada al norte, estando los árboles adultos en la cabecera del Barranco, cerca del Cortijo de la Rellana.

Los bosques relictos son aquellos que quedaron como vestigio de algún tipo de vegetación que alguna vez hubo en la zona y que en el presente sólo están distribuidos en pequeñas áreas.

En ocasiones los topónimos alusivos a fauna y flora son utilizados como recurso para estudiar la distribución histórica de las especies animales o vegetales y, en general, para reconstruir paisajes del pasado.

En la parte baja de este barranco, junto a la Cala de los Toros, existe otra formación de pinos rodeada en sus laderas por espartales, albardinales y palmitos cuyo fuerte contraste con el impresionante litoral de bellos acantilados no le dejará indiferente.

En el Parque Natural de Cabo de Gata Níjar existen otros árboles centenarios, como el Olivo milenario de Agua Amarga. No en vano, el historiador y geógrafo griego Estrabón en sus escritos describía las montañas del sureste de la Península Ibérica “cubiertas de densos bosques y árboles gigantescos”.

Senderos / Senderismo del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

Sendero Río Alías
Sendero La Molata
Sendero Vela Blanca
Sendero Mesa Roldán
Sendero Los Genoveses
Sendero San Pedro – El Plomo
Sendero El Pocico – Las Marinas
Sendero San Pedro – El Plomo – Agua Amarga
Sendero Cortijo del Fraile – Montano – Hornillo

Barranco de Requena

El sendero que recorre es muy interesante ya que transcurre por un trazado donde se pueden observar gran número de formaciones y especies vegetales representativas del entorno del parque.

Las singulares características microclimáticas del barranco: elevada humedad ambiental, orientación norte…, junto con las condiciones edáficas de la zona, han permitido que se desarrolle en este barranco una vegetación en estado óptimo, dadas estas condiciones ambientales. Este hecho nos va a permitir disfrutar de una isla de exuberancia en un entorno semiárido, llegando incluso a observar la presencia de especies extraordinariamente raras en este territorio, como el brezo, coscojas, lentisco, ruscos…

En sus laderas, llama extraordinariamente la atención el verde intenso del palmitar, con ejemplares de palmito (Chamaerops humitis), que gracias a las favorables condiciones de humedad, alcanzan gran envergadura y son la única palmera que vive  en la Europa continental de forma natural. Es esta una especie muy frecuente en las zonas costeras del piso termomediterráneo, en las zonas cercanas al mar como en la que usted se encuentra.

En la zona de escorrentía de este barranco encontraremos ejemplares de gran porte de otras especies, le llamará la atención la presencia de lentiscos y coscojas en una zona con tan poca precipitación como ésta. Junto a esta vegetación se desarrollan matorrales y tomillares ricos en especies aromáticas; destaca la presencia de jarales de jara pringosa.

Formidables coberturas de líquenes también tapizan la superficie de las rocas próximas al barranco. Los líquenes son asociaciones de un alga y un hongo, dos organismos que viven en simbiosis, donde de una parte están las hifas de hongo que no puede producir su alimento, y de otra las células del alga que alimenta al hongo, siendo la función principal del hongo la de proteger al alga.

Estos organismos son indicadores de la buena calidad del aire de esta zona y su existencia no solo depende de la lluvia, sino de las condiciones de humedad del aire, ya que son capaces de utilizar como fuente de hidratación el rocío, la niebla y la humedad relativa del aire cuando esta es elevada. Un macrolíquen típico y muy abundante en zonas áridas como en la que se encuentra, es la especie Ramalina bourgeana Nyl. Localizado en paredes rocosas silíceas y siempre bajo la influencia de la brisa marina.

Desde la parte alta del barranco donde se encuentra tiene la oportunidad de contemplar el cortijo que da nombre a este sendero y los antiguos balates y cultivos de secano de la zona.

Miradores del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar

Mirador Los Muertos
Mirador de las Sirenas
Mirador de la Granatilla


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