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Villa del Río – Aceña

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Aceña de Villa del Río o Molino de Villa del Río

La Aceña de Villa del Río o Molino  se ubica en la margen meridional izquierda del río Guadalquivir, a su paso por la localidad de Villa del Río, en la provincia de Córdoba, Andalucía.

La llamada Aceña de Villa del Río o Molino de Villa del Río está integrada en la actualidad por dos edificios diferentes. El cuerpo principal, al que se accede directamente desde el camino de entrada, consta de un cuerpo de planta rectangular, extendido en sentido Este-Oeste, y provisto de doble crujía; al costado sur de este edificio se ha adosado en un momento posterior una pequeña nave de planta trapezoidal y cubierta a un agua, destinada a albergar una piedra de moler. El segundo cuerpo, separado del anterior (es decir, de la ampliación descrita) por un pasillo o canal de 2,7 m. de anchura, es un pequeño edificio de planta rectangular, cubierto mediante bóveda de medio cañón al interior, provisto de escasos vanos. Aunque este segundo cuerpo se halla completamente cubierto de limo en su interior, hasta casi alcanzar la altura de la propia bóveda, por su disposición y fisonomía debió de tratarse del antiguo batán asociado a esta instalación hidráulica. Por tanto, en adelante, designaremos al edificio principal por el nombre de la aceña y a éste de menor tamaño como el batán.

El cuerpo principal de la aceña presenta una arquitectura similar a la de los molinos hidráulicos del Guadalquivir conservados en la parada del Puente de la propia ciudad de Córdoba (Albolafia, Pápalo, Enmedio y San Antonio). Al exterior aparece como un edificio de planta rectangular edificado en sillería, con sillares de gran tamaño y muy bien escuadrados, con la fachada que da a contracorriente (en este caso, su lado Oeste) recta y la que enfrenta a la corriente del río (lado oriental) rematada en forma de ábside.

Esta forma exterior redondeada tiene como objetivo resistir el empuje de las aguas en las crecidas y se conserva en molinos hidráulicos de regolfo que fueron antiguas aceñas, es decir, que usaron en origen ruedas verticales, de manera que ese perfil absidal habría tenido anteriormente por objeto repartir el agua hacia ambos lados del molino donde irían instaladas las ruedas verticales. De hecho, esa es la hipótesis que Juan Cuenca plantea en relación con las aceñas del Puente de Córdoba (CUENCA, 2009). Si ello es así, estaríamos ante un edificio más antiguo, primitiva aceña (de donde conserva el molino su nombre) que sería convertido, durante la época moderna, en molino de regolfo abriendo en su parte inferior los canales y pozuelos que sirven para el funcionamiento de los rodeznos o ruedas hidráulicas horizontales.

Sea como fuere, el interior de la aceña está articulado en dos crujías diferentes, separadas por una triple arquería de sillería, en la que la luz del arco central es más amplia que la de los laterales. Dicha arquería habilita, en su costado oriental, una crujía de 7 m. de anchura por 6 de longitud, de planta semicircular, en cuyo lado oriental se conserva (muy deteriorado) un muro que serviría para el soporte de alguno de los aguatochos o compuertas pertenecientes a los canales de las piedras; este espacio está abierto mediante tres lumbreras en forma de aspillera en el ábside (lado Este) y sirve de paso entre el acceso al molino por su fachada sur y la salida y comunicación con la presa por el lado Norte. Este espacio está cubierto mediante una cúpula de cuarto de naranja de ladrillo, que descansa sobre pechinas laterales, y que se halla ennegrecida por la combustión de hogueras encendidas en el interior del molino. En el ángulo noroeste de esta cubierta, junto a la arquería que separa esta crujía de la sala donde se hallan las piedras de moler, se conserva el extremo superior de una escalera que comunicaba la planta del molino con su cubierta y de la que falta toda la parte inferior; probablemente partía del muro norte del molino, en la zona del ábside, y su existencia indica que en algún momento la parte superior de este edificio fue utilizada como almacén y se halló, tal vez, cubierta por una segunda planta.

En el lado occidental de la arquería central se extiende la sala del molino, donde estaban emplazadas las piedras de moler. Se trata de un espacio de planta cuadrangular, de 7 m. de lado, en cuyo costado oriental existe un espacio de tránsito, de unos 4 m. x 7 m. de extensión, que actualmente está atravesado por una gruesa tubería de hormigón para el riego. El espacio descrito se halla limitado al Oeste por un murete de ladrillo de 20 cm. de anchura que lo separa de la zona de las piedras de moler, que aparece ligeramente resaltada sobre el terreno. En la parte central de dicho espacio, junto al muro occidental del molino, estuvo emplazada la piedra de moler dispuesta en este espacio, que hoy ha desaparecido. Sin embargo, se conserva bastante bien el pozuelo donde iba alojado el rodezno, situado bajo la antigua piedra; al pozuelo se accede por la abertura de desagüe practicada en la parte central del muro Oeste del molino, abierta en esa fachada occidental.

Consiste en una abertura de sección rectangular, de 1,80 m. de altura por 0,90 de anchura, cubierta mediante bóveda apuntada de ladrillo y que da paso a un pozuelo de sillería de 1,10 m. de diámetro donde iría alojado el rodezno. Se aprecia perfectamente su traza, así como la desembocadura del canal o salida del saetillo, de 30 cm. de anchura, emplazada en el ángulo noreste del pozuelo.

En el costado meridional de este espacio del molino, separado del que acabamos de describir por un muro de sillería abierto mediante un doble vano, se dispone un pequeño edificio auxiliar, de planta trapezoidal y 3 x 5 m. de longitud, que da albergue a una piedra de moler. Al exterior, dicho edificio aparece como una nave de sillería adosada a la pared sur del primitivo molino, claramente en un momento posterior a la realización de la citada pared, de planta rectangular y cubierta a una vertiente hacia el Sur. En su interior, junto al muro occidental, se conserva una piedra de moler de regolfo, con su correspondiente pozuelo. El acceso a este pozuelo se lleva a cabo, como en el caso anterior, por la fachada occidental de este pequeño edificio adosado; está cubierto mediante un gran sillar que sirve de dintel y hoy no es posible apreciarlo debido a la acumulación de limo en su interior. Tanto en esta pared como en el muro Oeste del cuerpo principal de la aceña se conservan sendos boquerones o aspilleras de desagüe, que aparecen en la parte central de los muros, sobre la abertura de los pozuelos.

Como antes hemos indicado, al sur de este edificio, y separado de él por un espacio de casi 3 m. de anchura, aparece un pequeño cuerpo exento de planta rectangular de 7 x 6 m., que probablemente sirvió de batán. En la actualidad presenta su acceso por un vano de sillería situado en su fachada occidental, que rellena y reforma una abertura de mayor tamaño situada bajo un arco de ladrillo. En su fachada meridional se conserva también un arco de ladrillo tapiado mediante sillares (lado Oeste) y una abertura de sección rectangular, tapiada mediante bloques de cemento en tiempos recientes (lado Este). Aunque no se observan restos claros del canal donde pudiera haber estado emplazada la rueda vertical ni en el costado septentrional ni en el meridional de este edificio, por su ubicación y planta parece consistir en el batán con el que contó esta instalación. Su interior, cubierto mediante una amplia bóveda de medio cañón de ladrillo, se halla completamente lleno de limo, lo que impide aventurar el uso que tuvo.

Estado de Conservación de la Aceña de Villa del Río o Molino de Villa del Río

La Aceña de Villa del Río se encuentra en bastante buen estado de conservación desde el punto de vista arquitectónico; su gruesa fábrica de sillería, de grandes y bien asentados sillares, ha resistido con éxito el paso del tiempo. El interior de los edificios está más deteriorado, tanto desde el punto de vista arquitectónico como de elementos conservados y limpieza. El entorno está algo abandonado. Lo peor, con diferencia, la tubería de riego de hormigón que atraviesa el molino por mitad, de norte a sur, y que ha roto los muros del edificio.

Fuente: Grupo de Investigación HUM-128 Meridies de la Universidad de Córdoba


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